Page 18 - Libro La tierra de la abundancia
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La Tierra de la Abundancia






















           que así pintaban sus cuerpos en las ceremonias   Entonces se miró la rodilla  y notó que la tenía
           dedicadas a sus dioses o sus protectores de clan,   hinchada y transparente, llena de agua, y le pareció
           narra que Yuche, quien vivía desde siempre en el   incluso que algo en su interior se movía; al acercar
           mundo en compañía de las perdices, los paujiles,   más  los  ojos  vio  con  sorpresa,  allá  en  el  fondo,
           los monos  y los grillos, había  visto envejecer la   dos seres minúsculos que trabajaban y se puso a
           Tierra. A través de estos animales, se daba cuenta   observarlos. Las figuras eran de un hombre y una
           de que el mundo vivía y que la vida era tiempo y   mujer. El hombre templaba un arco y la mujer tejía
           que el tiempo... era muerte.             un chinchorro. Yuche les preguntó: “¿Quiénes son
                                                    ustedes? ¿Cómo llegaron ahí?”, pero aquellos seres
           No existía en la Tierra sitio más bello que aquel   levantaron la cabeza, lo miraron fijamente, pero no
           donde  Yuche  vivía; era una pequeña choza en   dijeron nada, siguieron trabajando.
           un claro de la selva, muy cerca de un arroyo
           enmarcado en playas de arena fina. Todo era tibio   Al no obtener respuesta hizo un máximo esfuerzo
           allí, ni el calor ni la lluvia entorpecían la belleza   para ponerse de pie, pero cayó en tierra  y se
           de aquel lugar. Dicen que nadie ha visto el sitio   golpeó la rodilla contra el suelo, y de ella salieron
           pero los tikunas esperan ir allí algún día.   junto  con  el  agua  los  dos  pequeños  seres  que
                                                    empezaron a crecer mientras él moría.
           Un día  Yuche fue a bañarse al arroyo como de
           costumbre. Llegó a la orilla y se introdujo en el   Los primeros tikunas se quedaron un tiempo
           agua hasta que estuvo enteramente sumergido.   allí, donde tuvieron muchos hijos y más tarde se
           Al lavarse la cara se inclinó hacia adelante   marcharon porque querían conocer más tierras.
           mirándose en el espejo del agua; por primera   Muchos  tikunas  han  buscado  ese  lugar  pero
           vez notó que había envejecido. Al verse viejo se   ninguno lo ha encontrado. Algunos dicen que es
           entristeció profundamente. “¡Estoy ya viejo... solo!   en el Brasil, en una quebrada que desemboca en
           ¡Oh, si muero, la Tierra quedará más sola todavía!”,   el río Yavarí.
           pensó, y apesadumbrado emprendió el regreso a
           su choza. El susurro de la selva y el canto de las   Una de las historias más importantes es la de
           aves lo embriagaban de infinita melancolía.  Yurupary, un héroe mítico de la Amazonía que por
                                                    su origen divino tiene la misión de enseñar a los
           Por el camino sintió un dolor en la rodilla como si le   hombres cantos, bailes  y ceremonias rituales, a
           hubiera picado un animal. Sin darse cuenta, pensó   sembrar  y  cultivar  el  maíz,  a  hacer  herramientas,
           que había podido ser una avispa y comenzó a sentir   además de dictar las normas de comportamiento y
           que un pesado sopor lo invadía. Siguió caminando   las leyes e imponer el ayuno obligatorio. En honor
           con  dificultad  y  al  llegar  a  la  choza  se  recostó   a este héroe se realiza la ceremonia del Yurupary
           quedándose dormido.  Tuvo un largo sueño; soñó   para celebrar la transición de un niño a adulto. En
           que entre más soñaba más se envejecía y más débil   esta fiesta hay música y danza y se emplean diversos
           se ponía, y que de su cuerpo agónico se proyectaban   instrumentos  musicales  como los  tambores  y  las
           otros seres. Despertó muy tarde al día siguiente y   flautas, los cascabeles y los carrizos, además de la voz.
           quiso levantarse pero el dolor se lo impidió.
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