Fuente: Mexico.com
La raíz afro fue borrada de la historia oficial de México, donde se carece de modelos de orgullo para una real autoidentificación como afromexicanos
“¿Y de dónde eres? Es que no pareces mexicana”. ¿Qué apariencia tiene un mexicano? México no es la raza de bronce de la que habló José Vasconcelos en la primera mitad del siglo 20, es una nación pluricultural y pluriracial.
El pueblo afrodescendiente, el que también formó parte de la construcción de nación, ha sido borrado de la historia, de los libros de texto y de la representación de identidad como mexicanos.
Después de más de 500 años, apenas hace cuatro, el Estado mexicano incluyó en sus ejercicios censales la pregunta de autoidentificación sobre si la persona entrevistada es afromexicana o no; este avance se dio gracias al activismo ciudadano que ha impulsado su reconocimiento, visibilización e inclusión, pero la medición aún es insuficiente.
“La gran mayoría de los afromexicanos no tienen idea de que son afro. No existimos en ningún libro de texto. No tenemos ningún modelo de dignidad que nos permita reflejarnos para autodescribirnos”, dice Tanya Duarte, activista por la visibilización y los derechos de las y los afromexicanos y afrodescendientes de la diáspora.
El tema llegó este mes a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde representantes del movimiento por el reconocimiento de los derechos de afromexicanos exigieron al Estado mexicano incluir en el censo de 2020 una pregunta de autoidentificación diseñada por una mesa institucional que permita mejorar la medición de este sector de la población y que no haya una subrepresentación como en 2015.
El resultado permitiría disgregar datos por género, conocer la dimensión real de marginación en la que viven las comunidades afrodescendientes en México y poder así diseñar políticas públicas para garantizar el acceso a sus derechos.
En la Encuesta intercensal 2015, los resultados a la pregunta de autoidentificación reflejaron que en México hay 1.4 millones de afromexicanos, de los cuales 795 mil son mujeres, debido en parte a la migración de los hombres. Hay dudas sobre si la forma en que se formuló la pregunta de autoidentificación ayuda o no a revelar la realidad, debido a una falta de campañas de sensibilización hacia esta población. La Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017 reflejó un número mayor —2.8 millones de personas— de esta población, lo que hace suponer que la formulación es clave para tener una cifra más apegada a la realidad.
La mayor parte de la población se concentra en Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Estado de México y Ciudad de México, pero están en todo el país.
Guerrero es la entidad que tiene la mayor proporción de afrodescendientes, con 6.5%; le siguen Oaxaca con 4.9% y Veracruz de Ignacio de la Llave que registró 3.3%, según la Encuesta censal de Inegi 2015.
Es por ello que solicitaron a la CIDH pedir al Estado mexicano que, a través del INEGI, se garantice la inclusión de la pregunta de autoidentificación étnico racial y que realice campañas de sensibilización y difusión, en general, pero en particular dirigida a los afromexicanos.
“La falta de reconocimiento real y efectivo de los afromexicanos que vaya más de lo enunciativo sigue siendo una tarea pendiente”, dijo la activista Juliana Acevedo Ávila, activista por el reconocimiento de los derechos de los pueblos en la audiencia celebrada con la CIDH el 13 de mayo pasado.
Se ha borrado a la población afromexicana en la creación de la República. “A José María Morelos y Pavón y Vicente Guerrero, se les presenta desligados de sus raíces negras”, argumentó ante los relatores de la CIDH.
La población afromexicana o afrodescendiente ha sido invisibilizada social, económica y políticamente, mientras la desigualdad se agrava en el caso de jóvenes y mujeres afromexicanas, señaló.
Por parte del Estado, el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, reconoció que “han tenido que pasar cinco siglos en nuestro país para empezar a reconocer y dar visibilidad a la población afromexicana o afrodescendiente en nuestro país, a pesar de las enormes aportaciones que ha hecho a la historia y vida de nuestro país a pesar de las enormes aportaciones”.
Destacó que la aportación de Vicente Guerrero sobre la abolición de la esclavitud ha sido enorme, así como las experiencias de rebelión de Gaspar Yanga y José Maria Morelos y Pavón.
El 30 de abril, el Senado aprobó una reforma al artículo 2 constitucional al cual se agregó un apartado C, donde se incluye el reconocimiento de la población afrodescendiente, y que aún debe ser aprobada por la Cámara de Diputados y 17 congresos estatales para que sea efectiva.
Los impulsores del movimiento por la reivindicación de la raíz afro en México criticaron la forma apresurada y desinformada en que se dio la reforma constitucional, desperdiciando una oportunidad histórica para hacer cambios de fondo en el sistema educativo, cultural y de políticas públicas en México.
Se trata de que los niños afrodescendientes se vean en los libros de texto, que se incluyan en la historia y que se reivindique a este sector de la población. Consideran que debió aprovecharse el momento histórico y hacerla con la participación de la sociedad civil, además de que es un referente meramente enunciativo mientras no se reivindique el papel de los afrodescendientes en México.
“El proceso de reforma que se está dando actualmente, que es simple y sencillamente nominativo. Y que desde un punto de vista, de la racialización de la cual he sido objeto toda mi vida, es racista el habernos puesto en un apartado C y en los términos que se puso.Sobre todo, porque se está viendo desde el privilegio para muchos que dicen que es un gran avance. Es un avance, pero no un gran avance”, dijo Juliana Acevedo en su réplica.
“Para todos esos 500 años de injusticias hacia las comunidades negras, haber desperdiciado un momento histórico de un reconocimiento pleno con derechos bien definidos, fue un acto racista, desde mi perspectiva, como mujer, que he sido racializada y he sufrido racismo y discriminación siempre”, expresó ante la CIDH.
Es por ello que se ve más como un acto de simulación para salir del bache y no como haber cumplido con un reconocimiento de justicia y desarrollo que se plantea desde el Decenio Internacional para los Afrodescendientes (2015-2014).
¿Qué me define como afrodescendiente?
El ser afrodescendiente tiene que ver con el sentido de identidad. Pero es por los rasgos físicos por los que muchos mexicanos son discriminados, en principio por agentes de migración, aunque no se asuman como afro.
Tanya Duarte explica que depende de si conoces tus propias raíces, pero el tener un fenotipo determinado por el color de piel y el tipo de cabello es una de las causas de discriminación.
“A mí me han querido deportar toda la vida, creen que soy cubana, brasileña, hondureña. Nadie me deja ser mexicana”.