En 1913, el gobierno estadounidense asignó parcelas de tierra a los miembros de la tribu Creek en Oklahoma. Sarah Rector, una niña afroamericana, recibió una asignación de 160 acres, que incluía una parcela estéril que se consideraba sin valor. Sin embargo, a medida que se iniciaba la extracción de petróleo en la zona, la parcela de Sarah se convirtió en una mina de oro negro. A los 11 años, Sarah se convirtió en la propietaria de un yacimiento petrolífero valorado en unos 900.000 dólares, lo que equivaldría a más de 22 millones de dólares hoy en día.
La repentina riqueza de Sarah llamó la atención de los medios de comunicación de todo el país. La revista The Crisis, publicada por la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés), publicó un artículo sobre su historia en 1914. Se informó que Sarah se había convertido en la “más rica de su raza” y que su fortuna había atraído a muchos pretendientes.
A pesar de su riqueza, la vida de Sarah no fue fácil. En 1914, su padre murió y ella se quedó bajo la tutela de un guardián blanco que se encargó de administrar su fortuna. Sarah y su familia se mudaron a Kansas City, donde asistió a una escuela privada. En 1922, a la edad de 20 años, Sarah se casó con un hombre llamado Kenneth Campbell, con quien tuvo tres hijos. Después de su matrimonio, la pareja se mudó a una mansión en Kansas City, que Sarah decoró con muebles y obras de arte de todo el mundo.
A pesar de su riqueza, Sarah fue víctima de la discriminación racial y se vio obligada a luchar por sus derechos y los de su familia. A través de su ejemplo, Sarah demostró que los afroamericanos podían tener éxito en los negocios y alcanzar la riqueza, a pesar de la adversidad. Sarah falleció en 1967 a la edad de 65 años.