Fuente: BBC
A Morrie Jacks le han dicho en entrevistas de trabajo que su perfil se ajusta perfectamente a lo que buscan, excepto por algo.
“¿Qué vas a hacer con respecto a… esto?”, le han dicho sus interlocutores, mientras hacen con la mano un gesto circular sobre la cabeza.
Es su cabello con locs, que esta agente de bienes raíces estadounidense de 51 años lleva usando desde hace dos décadas y por el que dice haberse sentido juzgada en varias ocasiones.
Jacks, quien vive en California, le cuenta a BBC Mundo que en ambientes profesionales a veces le han dicho que “tienen una cultura de trabajo con un cierto look al que hay que seguir donde no se permiten trenzas o dreadlocks”.
“Me han hecho sentir como si mi cabello fuese ofensivo”, dice.
Es por esto que se alegró al saber que California se convirtió el pasado 3 de julio en el primer estado de Estados Unidos en promulgar una ley que prohíbe la discriminación por el aspecto del pelo.
“Nos han dicho muchas veces que nos vemos poco profesionales o descuidadas”, dice en referencia a las mujeres negras. “Es una forma de racismo que puede causar hasta odio propio”.
“La corona”
La propuesta fue introducida al cuerpo legislativo del estado por la senador Holly Mitchell, quien le llamó “Create a Respectful and Open Workplace for Natural Hair” (“Crear un espacio abierto y respetuoso hacia quienes llevan el pelo natural”) o C.R.O.W.N., un acrónimo que en español significa “corona”.
El texto de la ley, que entra en vigencia a partir de enero de 2020, aclara que los rasgos físicos asociados históricamente con la raza, como la textura y el peinado del cabello, deben protegerse de la discriminación en los sitios de empleo y en las escuelas públicas y las chárter (que reciben fondos públicos pero son establecidas por privados).
“El profesionalismo estaba, y sigue estando, estrechamente vinculado a las características y modales europeos, lo que implica que aquellos que no cumplen naturalmente en las normas eurocéntricas deben alterar sus aspectos, a veces de forma drástica y permanente, para ser considerados profesionales”, apunta la ley.
Pese a que los afros han estado protegidos contra la discriminación en EE.UU. desde la promulgación en 1964 de la Ley de derechos civiles, no se incluyen explícitamente otras representaciones “como las trenzas, los twists y los locs”, advierte Mitchell.
“Sé de políticas que indirectamente prohíben el pelo natural en las escuelas y en los ambientes de trabajo he escuchado numerosas historias de microagresiones”, le dice a BBC Mundo la senadora.
Mitchell añade que la legislación no solo reivindica los derechos de la comunidad afroestadounidense, sino los de “todo aquel al que le han dado a entender que su pelo natural no es suficiente”.
“No puedo llevar mi cabello rizado”
Carolina Contreras, alias “Miss Rizos”, es una empresaria dominicano-estadounidense que se crió en EE.UU. y abrió la primera peluquería solamente para cabellos rizados en la isla en 2014.
Pese a que celebra la nueva ley, advierte que es igual de importante derrumbar la noción, a menudo internalizada en las familias, de que el pelo natural es “pelo malo”.
“Desde que naces muchas veces lo primero que pregunta un familiar es cómo salió el cabello y la tez de la piel. Hay mujeres que me han dicho con mucha pena y vergüenza que oraban para que su niña o niño salieran con el cabello ‘bueno'”, le dice a BBC Mundo.
Ese concepto se inserta desde la niñez y a menudo se perpetúa, así sea de forma inconsciente, en la edad adulta.
“Conozco muchas mujeres muy empoderadas pero que me dicen ‘a una entrevista de trabajo no puedo llevar mi cabello rizado porque me da miedo que no me lo den'”.
La propia Contreras recuerda la impresión que le causó a un exjefe el hecho de que llevara su pelo natural por primera vez hace 9 años.
“Me habló en privado y me dijo que debía repensar mi ‘afrocentrismo’simplemente por dejarme el pelo como lo tengo”, comenta.
No más alisado
Como Contreras, la empresaria mexicano-estadounidense de Los Ángeles Julissa Prado forma parte de un movimiento cada vez más grande que aboca por descartar los tratamientos de alisado y lucir el pelo al natural.
La joven de 30 años, que fundó una marca de productos para rizos hace unos 2 años, dice que hay que mucho que agradecer a la comunidad afroestadounidense.
“Ellos abrieron el camino, son los que han reconocido la importancia de sus identidades y lo han vuelto algo relevante en el mercado”, acota.
Antes de insertarse en el mercado laboral, Prado vivió un episodio que define como discriminatorio en una clase de desarrollo profesional de su escuela de posgrado en Carolina del Norte.
“En una de las diapositivas había consejos para asistir a entrevistas de trabajo y decía ‘si tienes pelo rizado, llévalo liso o recógelo hacia atrás para verte profesional'”, recuerda.
“Ahí aprendí que el pelo natural por lo general no era aceptado en el ambiente corporativo”, agrega.
La ley de California puede parecer un pequeño paso en un país tan grande como Estados Unidos, pero Prado cree que contribuirá a fortalecer el mensaje anti-prejuicio.
“Las personas de color están volviéndose cada vez más conscientes del poder que tienen en este país”, sentencia Prado.