Mes de la Herencia Africana: Las mujeres caucanas que recuperaron la tradición de cultivar en azoteas

Mes de la Herencia Africana: Las mujeres caucanas que recuperaron la tradición de cultivar en azoteas

El cultivo ancestral sobre azoteas estaba desaparecido en la costa Pacífica del Cauca. Esta tradición agrícola, base del cultivo de especias y de plantas aromáticas y medicinales, solo era mantenida por pocas abuelas campesinas. Pero desde hace 23 años surgió la idea de recuperarla. Teófila Betancurt es quien lidera todo el proceso.

Junto a sus amigas y algunas vecinas, Teófila creó la Fundación Chiyangua, que con el tiempo lideró la red Matamba Guasá. Allí se integran 84 grupos de mujeres que han influenciado a cerca de 400 familias para volver a sembrar en azoteas. El resultado de esta iniciativa es que en los municipios de Guapí, Timbiquí y López de Micay la gente ya no usa los cubos de caldo para sazonar las comidas, sino que volvieron a condimentar con albahaca blanca y negra, chiyangua, cilantro cimarrón y orégano cultivado por ellos mismos.

La red comercializa las especias y hierbas aromáticas cultivadas en las terrazas –de manera ciento por ciento orgánica– en diversos municipios del occidente del país. Además de recuperar una tradición, la idea terminó siendo una fuente de ingreso para miles de familias.

Teófila Betancurt (a la derecha) cultivando con otras mujeres de la red Matamba Guasá. / FOTO: ANGELE ETUNDI.

Sin pensarlo Teófila, Chiyangua y la red lograron recuperar una tradición alimentaria de siglos, quizá de raíces africanas que estaba desapareciendo. Esta es una gran contribución a la preservación de la cocina tradicional del Pacífico y una manera de asegurar la soberanía alimentaria de los pueblos.

Para hacerle frente a sus varias responsabilidades, las mujeres de la fundación se turnan para ir al mercado de Guapi y poder vender las hierbas cultivadas. Cada una, cuando le corresponde el turno de ir, logra ventas de hasta 300.000 pesos. El producto más vendido es el que contiene cinco hierbas y que tiene un valor de 1.000 pesos.

Teófila Betancurt. / FOTO: ANGELE ETUNDI.

Estas mujeres han trabajado en equipo con la Fundación Activos Culturales Afro (ACUA). Gracias a ello tambien han recibido apoyo del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), entidades que ayudan a generar ingresos para comunidades rurales y preservar la riqueza cultural.

Para el proyecto es clave que se entienda que el desarrollo productivo rural tiene también un enorme valor cultural  no solo para las comunidades afro, sino para la generación de identidad de los países latinoamericanos.

Debido al trabajo de Teófila como lideresa del Pacífico caucano, la campaña ‘Rostros por la Igualdad’ del Gobierno de Canadá la eligió ‘Líder de Derechos Humanos’. Ahora se prepara para viajar al norte del continente, donde expondrá sus experiencias con mujeres y académicos interesados en conocer su testimonio.

Ahora que está en auge la agricultura urbana y en las ciudades del mundo se pone de moda cultivar en los solares, techos y terrazas, esta práctica ancestral puede motivar a muchos colombianos a aprender del autocultivo. Es una labor que las comunidades afro del Pacífico llevan haciendo por siglos en los patios de sus casas.

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