Fuente: Efe Agro
La influencia africana en la cocina americana y el papel de los esclavos en el desarrollo de la gastronomía en el nuevo continente, fueron los temas centrales de la primera jornada de charlas académicas de Sabor Barranquilla, la feria gastronómica más importante de la región Caribe.
El investigador venezolano Rafael Cartay, el historiador colombiano Ricardo Rivadeneira y el escritor curazaleño Roland Colastica debatieron sobre los aportes de la diáspora africana a la cocina y a la alimentación en el continente americano.
En su décima tercera edición, que este año por la contingencia mundial por el COVID-19 se está desarrollando de manera virtual, los académicos participaron en los foros “África en la gastronomía de la costa colombiana” y “Aspectos culturales de África en América”.
Para Cartay, quien es economista agrícola y profesor de la Universidad Técnica de Manabí, la principal característica de la cocina de los negros esclavizados que sobrevivieron a la captura en tierra y la dura travesía por el Atlántico es la tristeza.
“De los 130 millones que capturaron en África solo 9 millones sobrevivieron y llegaron a América, a quienes se les prohíbe recordar su tierra, sus sabores e incluso sus lenguas”, anotó Cartay al destacar que la población afro manejaba dos tipos de cocinas, “la de las haciendas para los amos y la de las barracas para los esclavos”.
Rivadeneira, quien es diseñador industrial y magíster en historia y teoría del arte y la arquitectura, presentó un enfoque geográfico y se refirió al contraste de las cocinas afros en las diferentes regiones de Colombia.
“En las zonas bajas y cálidas nos vamos a encontrar con elementos de la gastronomía como la yuca, el ñame y el plátano que, aunque son de las regiones, se consumen en las grandes ciudades, empezando por Bogotá”, indicó Rivadeneira, para quien también existe una relación intrínseca entre la cocina, la música y la literatura.
Roland Colastica precisó que los africanos que llegaron esclavizados a América, en un principio a las islas del Caribe, no tuvieron la oportunidad de traer desde sus terruños los elementos de sus cocinas y llegaron a lugares en donde había muy poca producción y variedad de alimentos por lo que en un principio las preparaciones eran muy simples.
Colastica, quien se ha caracterizado por sus novelas sobre la realidad de su sociedad desde una perspectiva negra, se refirió al papel que tuvieron las migraciones desde el continente, especialmente desde Venezuela y las costas de la Guajira colombiana para enriquecer la gastronomía de la isla de Curazao.
Sabor Barranquilla, que se realizará hasta el próximo domingo, le está permitiendo a los visitantes interactuar y conocer más de la riqueza de la cocina afro, especialmente de las características que resaltan su amplio valor cultural.
Instituciones como la Universidad del Norte, la Fundación ACUA (Activos Culturales Afro), El Museo Mapuka, la Oficina de Asuntos Culturales de la Embajada Estados Unidos, entre otras entidades, se unieron a Sabor Barranquilla para propiciar este espacio de análisis y reflexión de la identidad afrodescendiente.