¿Cómo reconocer la diversidad de la afrocolombianidad?

¿Cómo reconocer la diversidad de la afrocolombianidad?

Fuente: Señal Colombia

La diversidad del país va más allá de la afrocolombianidad, los pueblos indígenas y los diferentes cultos religiosos que se practican en el país. La afrocolombianidad, por ejemplo, que suele pensarse como una sola, tiene su propia diversidad y, sin lugar a dudas, da cuenta de lo amplio que es el crisol de la diversidad del país: incluso sus divisiones tienen otras subdivisiones que hacen aún más variada la población.

No estamos hablando de poca cosa, la población afrodescendiente en Colombia es la tercera más extensa después de Estados Unidos y Brasil, de acuerdo con el estudio Multiculturalismo en Colombia: Política, inclusión, y exclusión de poblaciones negras, realizado por Carlos Efrén Agudelo, quien ha realizado un análisis juicioso de la población afrocolombiana del Pacífico, ha dejado en claro que dentro de la población afro del país hay más subdivisiones que no se limitan a la que habita en territorio continental, los palenqueros y los pertenecientes a los raizales.

“Existen distinciones subregionales que parten de aspectos físicos pero también de diferenciaciones políticas, culturales, administrativas y de sub-particularidades en los procesos de poblamiento y movilidad de sus habitantes. Una primera división se presenta entre el llamado Pacífico norte (básicamente el correspondiente al actual departamento de Chocó) y el Pacífico sur (el litoral Pacífico de los departamentos de Valle, Cauca y Nariño)”, afirmó Agudelo.

Imagen tomada de la película “Los Hongos”.

El investigador agregó sobre los aspectos que diferencias a los afrodescendientes en el Pacífico colombiano: “Los factores que determinaron las divisiones administrativas y políticas a lo largo de la Colonia y de los inicios de la República, hasta llegar a la actual situación tiene que ver con factores como la forma que revistió la conquista del territorio, las diferencias de las formas de resistencia y posterior encuadramiento de las diezmadas poblaciones indígenas, la cantidad de recursos mineros encontrados, la ubicación de los puertos, las características de los ríos (sus posibilidades de navegación, su potencial minero), las condiciones para desarrollar otras actividades productivas, la disputa desde los centros de poder del interior andino por controlar dichas riquezas, la mayor o menor cercanía o accesibilidad de dichos centros con la región y las formas de poblamiento tanto de las concentraciones urbanas como el que se dio en las áreas rurales”.

Pero esta diferenciación se hace importante no solo por su diversidad, sino porque su presencia en el país puede ser mucho más amplia de lo que han dicho los Gobiernos colombianos desde que nos autodenominamos una república independiente: de acuerdo con el último censo poblacional realizado por el Dane, en 2005, los afrocolombianos sumaban cerca del 11% de la población y la mayor concentración poblacional se encuentra en los departamentos del Valle del Cauca, Antioquia, Chocó y Bolívar.

Sin embargo, según el Movimiento Cimarrón Colombiano, la cifra arrojada por el organismo de medición del Gobierno dista de la realidad y el líder del movimiento, Juan De Dios Mosquera, ha repetido que la población afro es mucho más extensa y puede llegar casi hasta el 40% del total de la población colombiana, muy por encima del 11% que sustentó el Gobierno hace casi 14 años.

Independientemente de cuál de las dos posiciones esté dando la cifra más acertada, en lo que Mosquera y Agudelo están de acuerdo es que la distinción tradicional para referirse a esta importante población colombiana es bastante reducido, y su diversidad va más allá de los afrodescendientes (incluyendo los mulatos), los afrocolombianos de los raizales y los palenqueros.

¿Cómo se identifica la diversidad de la afrocolombianidad?

Agudelo explicó que el debate político, filosófico y académico sobre el multiculturalismo se ha desarrollado con especial intensidad en Norteamérica y de manera más reciente y con otros énfasis en Europa, pero en América Latina el acento de esta discusión ha girado alrededor de los pueblos indígenas. Según el académico, haciendo una generalización se podría decir que el eje común de estos debates gira alrededor del manejo de las diferencias culturales en el espacio público.

Por eso, esfuerzos como el de Colombia Aprende con el Atlas de las culturas Afrocolombianas dan cuenta de que en la actualidad no solo hay muy diversos tipos de afrocolombianidad, sino que esa diversidad se debe a que sus ancestros africanos también provenían de diferentes lugares con diferencias de costumbres, formas de vivir en comunidad y diferencias físicas.

“La gente africana que llegó a lo que hoy es Colombia provenía de vastos territorios del continente africano. Los mandingas, yolofos y fulupos procedían de una región llamada el Sahel, donde el agua es escasa. Los branes, balantas y biáfaras, ararás y carabalíes eran oriundos del bosque tropical. Los monicongos, anzicos y angolas habitaban la selva ecuatorial congolesa”, describe el capítulo “Gente y Entornos” del atlas.

Según investigaciones como la realizada por Colombia Aprende, una forma de hacer una diferenciación de la diversidad más sencilla es entre quienes habitan el litoral Caribe, el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina; el litoral Pacífico y quienes habitan en Cali, Medellín y Bogotá. Para las investigaciones sobre el tema, ya no solo influye el lugar de proveniencia sino cómo se desarrolló la afrocolombianidad en las distintas regiones.

Litoral Caribe

Según el informe Atlas de la Afrocolombianidad, en el litoral Caribe los afrocolombianos han hecho grandes aportes a la historia cultural de la región, pues en el periodo colonial fue esta población la que encarnó la fuerza laboral de la sociedad, desempeñándose principalmente como albañiles, empleados del servicio doméstico, bogas en el río Magdalena, fundidores de metales, artesanos y constructores de defensas y fortificaciones, pescadores de perlas, trabajadores mineros y labriegos en las haciendas agrícolas, ganaderas y de trapiche, lo que les permitió un contacto con el interior del país.

Así mismo, fundaron poblados a partir del establecimiento de palenques. En la provincia de Santa Marta fueron reductos de resistencia La Ramada, Santacruz de Masinga y algunos poblados ubicados en cercanías de la sierra Nevada y en el Valle de Upar. En Cartagena se conocieron los palenques de Betancour y Matutere, al norte; y los de San Miguel y Arenal, al centro, en la sierra de María. Luego de la abolición hubo grandes desplazamientos de personas que buscaban de mejores condiciones de vida.

En este periodo de la historia nacional los afrodescendientes también contribuyeron a la formación de las sociedades, es el caso de los braceros, quienes fueron la principal fuerza laboral en el negocio de las plantaciones de banano.

San Andrés, Providencia y Santa Catalina

La población afrodescendiente de las islas arribó en 1633cuando un pequeño número de esclavizados fue conducido desde la Isla Tortuga por los puritanos ingleses que se habían asentado con el propósito de crear una nueva sociedad de base religiosa calvinista dedicada a la producción agrícola; especialmente al cultivo del tabaco, caña de azúcar, índigo y algodón. Desde entonces su número creció en forma constante, traídos principalmente por piratas y contrabandistas.

Al inicio del siglo XX la población se había asentado de manera lineal a lo largo de las vías públicas hasta cerca de las zonas de cultivo de coco y de actividades afines. Se dieron tres áreas definidas: North End, donde existían algunos almacenes de víveres y artículos importados, Gouph (San Luis), era la zona de embarque del Coco, centro comercial y administrativo y The Hill (o La Loma) era el núcleo cultural, religioso, económico y de mayor influencia bautista. Providencia en cambio, una vez abolida la esclavitud, los sectores de Bottom House (Casa Baja) y South West Bay (Bahía Suroeste) fueron asignados a los afrodescendientes, mientras los demás sectores quedaron en manos de los blancos y mulatos.

Es decir, no solamente han desarrollado costumbres religiosas diferentes, así como desarrollaron organizaciones sociales internas diferentes a las de los afrodescendientes en la plataforma continental, sino que su estilo de vida está profundamente enmarcado en la vida propia de las islas, que se puede diferenciar de las demás afrocolombianidades por la influencia de otras culturas como la libanesa, judía, palestina e hindú, mientras que en la plataforma continental no se permeó de estas culturas.

Litoral Pacífico

Los primeros pobladores de esta región llegaron esclavizados y fueron obligados a trabajar en la extracción del oro de las minas de aluvión ubicadas a lo largo de los principales ríos y sus afluentes. Desde el siglo XVI, a medida que avanzaban los procesos de conquista, pacificación y etnocidio de la población indígena, el aumento de la gente africana fue vertiginoso. Esta situación implicó una africanización mucho más marcada del Pacífico colombiano frente al resto de las regiones y la comunidad descendiente de africanos se constituyó en mayoría, alcanzando a representar el 90% del total de la población. Al representar la mayoría de la población y mantener actividades económicas como la minería y poder sostener una economía fluvial más o menos independiente del interior del país, los afrocolombianos de esta región son los que tienen una relación menos distorsionada de sus ancestros africanos, así como han pasado por un proceso de mestizaje menos marcado que en las otras regiones.

En esta región la población afrodescendiente desarrolló un sistema de poblamiento o colonización de las zonas bajas de las cuencas de los ríos. El complejo sistema fluvial generó una red de comunicaciones entre comunidades de cuencas vecinas que influyó en las dinámicas culturales donde existen zonas de uso familiar o comunitario y donde ciertos parientes permanecen por temporadas. Así, explica Colombia Aprende, se mantienen las relaciones diádicas y de parentesco que son parte fundamental de su cultura. El sistema de asentamiento es de aldeas dispersas; su manutención depende de la explotación de recursos como la madera, la recolección, la cacería, la pesca, las actividades mineras y el sistema de rotación y movilidad de cultivos para auto sostenimiento.

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