Hace 170 años se abolió la esclavitud en Colombia, al menos en el papel y la historia oficial. Es por eso que celebramos cada 21 de mayo el Día Nacional de la Afrocolombianidad, fecha en la que el presidente de la entonces República de la Nueva Granada, José Hilario López, abolió la esclavitud en el territorio nacional.
Esta fecha se conmemora 21 de mayo desde que se oficializó en 2002, obedeciendo a la Ley 725 de 2001, la cual estableció este día como homenaje a los 150 años de abolición de la esclavitud en Colombia, consagrada en la Ley 21 de mayo 21 de 1851.
La conmemoración, que ya cuenta con dos décadas de tradición, es de vital importancia para el país pues abre espacios de conversación en nuestra sociedad sobre los cientos de miles de seres humanos que fueron esclavizados en el territorio de la actual Colombia y sobre sus descendientes.
El Día Nacional de la Afrocolombianidad es una oportunidad para entender nuestra propia historia como país multicultural que día a día se enriquece de su diversidad cultural, pero que poco parece hacer para que las comunidades étnicas tengan una mayor integración y articulación económica y social entre distintas regiones y departamentos del país.
La lucha afrocolombiana
Aunque esta es una fecha representativa por la ley firmada, su emisión no fue súbita ni producto del gesto de los buenos esclavizadores que en su corazón se habían cansado de la mano de obra esclava, sino que fue producto de resistencias que la población esclavizada había ejercido y que siguieron ejerciendo después de la ley.
“El 21 de mayo no debe entenderse como un gesto filantrópico de José Hilario López, sino que fue algo que hizo parte del proceso de resistencias de largo aliento a la esclavitud. En el siglo XIX, por ejemplo, tenemos las guerras de independencia, donde se debilitaron los mecanismos de sujeción sobre los esclavizados. También había cimarronajes e incluso la participación de esclavos en los ejércitos realistas como en los independentistas, eso quiere decir que la Ley del 21 de mayo de 1851 fue producto de muchos eventos que ocurrieron a lo largo del tiempo”, explicó María Camila Díaz, investigadora del Centro de Estudios Afrolatinoamericanos de la Universidad de Harvard.
Pero, además, de acuerdo con Juan de Dios Mosquera, Director Nacional del Movimiento Cimarrón, la “Ley sobre la libertad de esclavos” (Ley del 21 de mayo de 1851), si bien otorgaba la libertad de los esclavizados, fueron quienes tenían esclavos quienes se vieron beneficiados en el momento, pues “a los esclavizados no se les reconoció nada, en cambio a los esclavizadores sí sobre su propiedad de los esclavos”.
La ley de abolición no fue un cambio de vida total, ni un reconocimiento de estatus de ciudadanía o el fin de los problemas raciales, fue una estancia jurídica, no transformó lo estructural de la desigualdad, el racismo o el acceso a la tierra
María Camila Díaz
No obstante, de acuerdo con Díaz, sí hay estudios que muestran que existió transformación en la vida de los esclavizados debido al estatus de seres humanos libres, aunque fuera apenas un empujón jurídico.
“Se sabe, por ejemplo, que desde allí pudieron apropiarse de los recursos de la zona y su explotación, articulándose así al comercio internacional, lo que representa procesos de transición hacia un campesinado afrodescendiente”, explicó Díaz.
Pero la lucha no termina, pues de acuerdo con Mosquera, fue apenas hasta la constitución de 1991 que al pueblo afrodescendiente se le otorgó la palabra para contar su historia en el país, e incluso es una lucha diaria pues asegura que la tendencia a invisibilizarlo a través, por ejemplo, de los censos que no cuentan la totalidad de la población afro, o a la indolencia con respecto a los índices de violencia y desigualdad en los departamentos donde habitan buena parte de los afrocolombianos.