Los barberos colombianos guardan un secreto que les ha transmitido por sus abuelos y otras generaciones de afrodescendientes: la historia de resistencia a la esclavitud que esconden las trenzas tejidas en los cabellos de los afrodescendientes donde los cimarrones podían esconder los planes de fuga y hasta metales preciosos para comprar su libertad.
Las historias se pasan entre generaciones como leyendas urbanas, madres que tejían en la cabeza de sus hijas los mapas para poder escapar de los esclavistas y llegar a los palenques, esos lugares escondidos en la selva que creaban los cimarrones fugados y donde al fin podían vivir como hombres y mujeres libres.
Era en estos cabellos tejidos donde los esclavos que trabajaban en las minas escondían parte del oro que encontraban para luego poder comprar su libertad. Allí también guardaban las semillas que podían asegurar el alimento en libertad, según explica en un reportaje de la agencia Anadolu publicado en la revista Arcadia.
En la década del 60 esta estética sufrió cambios. La cultura afro latinoamericana se empezó a nutrir del movimiento de los derechos civiles de EEUU y los migrantes latinos que viajaban a Nueva York, Chicago y otras grandes ciudades estadounidenses quedaban marcados por la influencia del hip hop, el básquet y por supuesto, los cortes de cabello.
Hoy día, estos peinados perduran en Colombia como una forma de resistencia pacífica al ideal de belleza impuesto por la cultura occidental. Barberos entrevistados por Arcadia admitieron que utilizan la barbería para mostrar “nuestra cultura y nuestro arte”.
Por muchos años esta tradición sufrió el rechazo de su propia gente que presionada por la aceptación y como mecanismo de supervivencia empezaron a adquirir la estética de los cabellos lacios y rubio. En 1984 la activista Emilia Eneyda Valencia Murraín creó el primer concurso de peinados y en aras de rescatar la tradición.
En 2019 Valencia Murraín organizó la XV edición del concurso de peinadoras Tejiendo la Esperanza desde la Asociación de Mujeres Afrocolombianas (Amafrocol). Allí se exhiben las nuevas técnicas de tejidos y afros, en aras de reafirmar la identidad étnica y cultural de las comunidades afrocolombianas, raizales y palenqueras.
Como parte del evento, mujeres de distintas regiones de Colombia se reunieron en el una zona turística del Chocó para compartir sus experiencias sobre la importancia de la estética afro y la necesidad de despojar a esta población del complejo de inferioridad y hacerlos sentir orgullosos de su diferencia étnica, destacaron desde KienYKe Noticias.