Fuente: Semana Rural
Un evento, que incluyó al sector público y privado del agro, abordó las desigualdades que enfrentan las mujeres en el campo colombiano. Así fue el conversatorio Empoderamiento de la mujer rural en la cadena de valor.
Maria Esperanza Fajardo es una de las mejores caficultoras del municipio de Caicedonia. Ella, junto a Nancy Moreno, asesora Mujer rural del Ministerio de agricultura; Marcelo Altieri, Vicepresidente senior de Yara para Latinoamérica; María Lozada, gerente comercial de Sáenz Fety; Luz Marina Mora, gerente ejecutiva de Campo Real y Andrés Rosales, editor general de la unidad de innovación social de SEMANA, discutieron sobre la importancia de generar iniciativas que disminuyan las brechas de las mujeres en la ruralidad colombiana.
En el evento, a propósito del Día de la Muner Rural, se pusieron sobre la mesa cifras dicientes: en el país solo el 40,7% de las mujeres rurales participan en el mercado laboral, frente al 76,1% de los hombres. Los salarios de las mujeres rurales profesionales son entre un 25% y 35% menos que los salarios de los hombres en esas mismas condiciones. Las desigualdades de género en los territorios son evidentes.
Desde la Unidad de Mujer Rural del Ministerio de Agricultura han venido adelantando iniciativas que disminuyan estas brechas. Los proyectos buscan visibilizar y reconocer económicamente a las mujeres rurales dentro de los trabajos y la economía del cuidado. “Hemos llegado a territorio para trabajar de la mano con las mujeres rurales y ayudarlas en procesos de empoderamiento, financiamiento y sobretodo reconocimiento de sus labores. Conciliar implica reconocer el carácter cuidador que no se veía como un trabajo adicional para las mujeres” aseguró Nancy Moreno, del Minagricultura.
En articulación con esa cartera y con la Vicepresidencia de la República, el Gobierno ha apoyado los emprendimiento de 500 mil mujeres rurales. La iniciativa entrega una “caja de herramientas” en la que se incluyen temáticas como la titulación de tierras, apoyo en la comercialización, instrumentos de financiación entre otros factores relacionados con el apoyo para la mujer en el campo.
“Nos falta mucho trabajo por realizar. Todavía las brechas de las mujeres siguen siendo fuertes en Colombia. Sin embargo, consideramos que hay avances importantes, como la creación de la Dirección de Mujer Rural en el Ministerio”, añadió la asesora.
“Es importante que la mujer tenga acceso a las mismas oportunidades en el área rural que tienen los hombres. Asumimos esa responsabilidad de capacitarlas de manera técnica”, explicó María Losada, gerente comercial de Sáenz Fety.
Una de las principales conclusiones del conversatorio tiene que ver con la articulación de los sectores público y privado para facilitar las condiciones de las mujeres en el campo. El 43% de la mano de obra agrícola la constituyen las mujeres. Aunque 4 de cada 10 mujeres hacen trabajos relacionados al campo, el 60% de las mujeres rurales están en condiciones de desempleo o empleo informal, mientras que solo el 20% de los hombres está en la misma condición.
“Las condiciones laborales son muy desafiantes, las mujeres tienen menores posibilidades de acceso a la educación y condiciones de vida complejas. A nivel mundial solo el 20% de las mujeres tienen tierras propias. Lo que tenemos que hacer es trabajar unidos en toda la cadena, desde las empresas privadas, públicas, el sistema de alimentos, hasta los consumidores. Si la mujer se va del campo, las nuevas generaciones se van del campo también”, aseguró Marcelo Altieri, vicepresidente senior para Latinoamérica de Yara, una firma especializada en nutrición vegetal.
“La transformación de la sociedad se logra a través de la mujer. Las mujeres necesitamos empoderamiento y felicidad. Debemos dignificar su trabajo y capacitarlas para que se sientan más seguras de las labores que realizan”, añadió Luz Marina Mora, gerente ejecutiva de Campo Real, empresa de lácteos cuya fuerza laboral está constituída, en un 80 por ciento, por mujeres rurales.
El conversatorio llegó a una conclusión elemental: el primer paso para mejorar la situación de la mujer rural es la equidad. “Es importante el acceso a las mismas oportunidades a nivel laboral que los hombres. Poder capacitarlas técnicamente para que los mercados paguen con valor agregado su producto, cuidando el medio ambiente y haciendo que sea rentable, sostenible y una mejor calidad de vida para ellas y sus familias” concluyó María Lozada.
Apostarle a la mujer rural no solo como una necesidad humana de mejorar las condiciones de las mujeres, sino también como productoras que aportan a la economía y borrar los sesgos internos para entender que la mujer es el camino para crear un sistema de producción sostenible, fueron otras conclusiones.
En el espacio se presentó también el Reto de la Producción Sostenible, una iniciativa desde la Dirección de la Mujer Rural en alianza con empresas del sector privado que entregará acompañamiento técnico para potencializar la comercialización de sus productos. La convocatoria estará abierta desde el lunes 19 hasta el 31 de octubre de este año para las mujeres caficultoras y productoras de leche.
Los departamentos que pueden participar en la convocatoria son: Caldas, Risaralda, Santander y Valle del Cauca para mujeres productoras de café y Cundinamarca, Boyacá y Nariño para productoras de lácteos.
Hasta el momento, hay registradas 43 caficultoras y 37 de productoras de leche. Puede inscribirse en este enlace.